jueves, 23 de septiembre de 2010

- Nunca dejarás de sorprenderme.

- ¿Por qué? 

Nunca dejas tu orgullo a un lado, siempre andas siendo protagonísta de cada una de las palabras que de mis manos brotan sin cesar. 
Más diré que no has de tener esas alusiones por que mis palabras no tienen dueño a menos que mis labios así lo designen. Pero siempre serás así, nunca cambiarás y todo será igual.
Un día en Roma, otro en Amsterdam y mañana quizás París...

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