miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Alguna vez han sentido ustedes la fuerza de las lágrimas en su pecho?


Yo lo sentí hace escasos minutos, una fuerza insistente en el pecho ansiando mis lágrimas; más sin tristeza alguna de por medio. Sintiendo a su vez esa sensación de mariposeo en el estómago, acompañada de seguidos escalofríos recorriendo mi cuerpo.
Después de eso unas lágrimas han terminado resbalando por mi mejilla..
Y es que es increíble lo que el propio cuerpo es capaz de hacerte sentir para que nos demos cuenta de las verdaderas cosas importantes.
Tan importantes como que deseo tenerla cada día junto a mi, que muero por un beso de sus labios a cada instante, que me a enganchado su amor de tal manera que cada día quiero más. Que ella es la mujer con la que siempre soñé: bella como ninguna, dulce y cariñosa, niña y mujer a su misma vez, con un corazón tan enorme que en su pecho apenas cabe. 
Que con solo mirarla no haga falta pronunciar palabra, que en cada caricia me transmita todo ese cariño tan ansiado, que en cada beso me hace perder la noción del tiempo.
Y es que mis brazos piden a gritos rodear su cuerpo, mis labios cubrir de besos cada uno de los rincones de su piel. Mis ojos anelan el momento de volver a ver su rostro y mi sonrisa fundirse con la suya.
Diganme ustedes si alguna vez así lo han sentido, admitanme que es el conmienzo de un gran amor..
Y que mis lágrimas vuelvan a inundarlo todo, si de felicidad se trata.


Te quiero Irene.

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