jueves, 2 de diciembre de 2010

2.10

Sesenta días, mil cuatrocientas cuarenta horas.. 
Han pasado dos meses ya a su lado. Sin saber como me tiene atada de pies y manos, sin tan siquiera que abra la boca para pedir algo, ya diré que sí.
Adoro cada centímetro de su piel, pues es bella como una diosa. Su cuerpo es el templo donde rendir culto a su exultante belleza, el olor de su cuerpo embriagador de mis besos.
Aún me cuesta creer que todo esto no es un sueño, ella sabe darme cuanto necesito sin pedirlo. 
Dormir con mi brazo rodeando su tripa, besar su espalda mientras cae dormida. Despertarme unas milésimas de segundo en la noche al sentir como sus brazos se acercan para rodearme y agarrarla fuerte, muy fuerte contra mi.
Llenarla de besos cuando el sol ya entra por las rendijas de la persiana y poder decir: - Buenos días princesa.
No poder parar de observarla, de abrazarla, de llenarla de besos constantemente. Esa cara de ángel me puede. 
Las miradas complices que se cruzan, donde tan solo unos segundos y su sonrisa bastan para saberlo todo, sin haberse dicho nada. 
Sentir como me vuelve aquel tiempo pasado, cuando era una niña, tan solo estando con ella. Gruñir, poner vocecilla infantil, enfurruñarme para que me de mimos; sonría y al instante me los de.
Reír sin parar hasta dolernos la tripa, picarnos mutuamente.. 
Hay tantas cosas por decir las cuales me hace sentir.


Gracias por todo, por cada momento vivido, por cada sonrisa, cada palabra, cada sentimiento.. por todo.




               Te quiero Irene.

No hay comentarios:

Publicar un comentario