viernes, 30 de septiembre de 2016

Para que engañarse..

Ella decía que el fin había llegado, que nada funcionaba ya. Las risas, se habían convertido en sonrisas volteadas.
La confianza se había perdido en algún remoto paraje y el reloj que marcaba el pálpito a un aunado corazón, se había quedado sin pila. 
El primer lugar en el podio, se relegaba al segundo, quizás ni eso. Aún que la otra parte luchaba por que así no fuese, creyendo que la magia aún sobrevivía en algún lugar; engañándose sin darse cuenta. Queriendo mantener los ojos bien cerrados, para que el sueño perdurase. 
Pero poco a poco, con la cruel realidad los ojos se abrirían cual flor al amanecer. Y las espinas irían punzando, haciéndole notar el dolor. Y así como cual flor, también comenzar a marchitar.. 
Por qué de nada servía ya engañarse. El mundo había girado y cada uno se encontraba en un polo diferente. Norte y sur, los cuales siempre los diferenciaron.

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