miércoles, 8 de febrero de 2017

Tras la ventana

Andaba con la mirada perdida, sin un punto fijo tras la ventana de aquella cafetería. Mientras daba un sorbo al cargado café americano de la mañana. 
Dos personas se pararon frente a la ventana, se abrazaron con efusividad y sonreían ampliamente.
Eso llamo su curiosidad y observó desde el silencio la escena. Volvió a dar un sorbo al café, entonces perdió de vista a sus objetivos.
Estaban entrando en la cafetería. Entre miradas tintineantes entre los cuales, tomaron asiento muy cerca suyo. 
La curiosidad entonces aumentó, estaban tan cerca que toda conversación era audible. 
Seguían mirándose con pasmosa atención y dulzura, algo lo cual le parecía asombroso. 
La conversación tenía un tono agradable, parecían ponerse al día sobre sus respectivas vidas entre sonrisas calidas e interminables miradas edulcoradas. 
Desde fuera era era latente a la vista que había una fuerte conexión. 
Que se sucedía con gestos cariñosos, caricias tímidas a su vez. 
La ingesta de aquel café se alargó ante aquel encuentro que no podía perderse y dicho desenlace no quería dejar pasar por alto.
En un breve espacio de tiempo la conversación tornó a un tono menos agradable, casi de dolor por ambas partes. Pero la intensidad de sus rostros mirándose parecía llamar a las puertas de otro lugar. En sus miradas fué capaz de ver en un periodo de tiempo infinidad de sensaciones, cariño, respeto, dolor, alegría, emoción, dulzura, pena.. Incluso pasando por alto más. 
Tan solo miraba desde fuera un periodo de tiempo de aquellas personas extrañas que irradiaban una energía diferente y especial. 
Sonrío, tomó el último sorbo de aquel largo café y salió de aquella cafetería con la firme convicción de que el amor es un arma de doble filo, con el que hay que arriesgarse una y mil veces, aunque aveces pueda cortar. 

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